Un nuevo fracaso para el Deportes Tolima
Con la herida aún fresca de la pérdida de la gran final del ‘Torneo Finalización’ 2024 ante Atlético Nacional, el Deportes Tolima sumó esta semana un nuevo fracaso: La eliminación de la Copa Conmebol Libertadores 2025, en fase de repechaje.
Por lo menos,
de lo ocurrido en el cierre del año anterior, se puede decir que la derrota fue
ante un conjunto con una nómina altamente competitiva. Los ‘Verdolagas’ tenían
todas las de ganar en esa finalísima, y así resultó.
Pero en el certamen internacional, el rival a vencer era Melgar de Perú, una escuadra con muy poca historia, incluso menor que la del Vinotinto y Oro, que por lo menos ha venido ganándose constantemente el derecho de representar a Colombia en este tipo de competencias.
Sin embargo, también se ha hecho costumbre dejar muy mal parado el nombre del País, y no solo el club de la ‘Tierra Firme’. Esta misma semana, apenas un par de días antes, Independiente Santa Fe fue eliminado por el modesto Iquique de Chile.
Lo más
incómodo y doloroso de esta caída ‘Pijao’, especialmente para el hincha, es la
manera como se presentó. Pues desde el primer partido, pareciera que los ‘Musicales’
vieron por encima del hombro a sus contrincantes.
Empezando
desde el entrenador Ismael Rescalvo, todo funcionó mal. El estratega venía
compitiendo con un esquema táctico (4-4-2), pero improvisó en el choque de ida
con otro (4-2-3-1), y luego en la vuelta retornó a su primera idea, pero todo
fue caos y confusión.
Y por parte de los jugadores, la displicencia fue pasmosa. En el estadio Manuel Murillo Toro, el primer tiempo de la contienda con los peruanos se disputó sin ideas, sin ánimos, sin corazón, sin fútbol, sin alma.
Ya luego se
intentó cambiar el chip, pero fue tarde, Melgar ganaba 1-0 y ese resultado fue
suficiente para rematar en Arequipa, donde con muy poco sostuvo la ventaja, e
incluso la aumentó con la complicidad del visitante.
El penal
infantil cometido por Anderson Angulo, que resultó en el 2-0 final de la
pizarra global de esta serie, fue el reflejo de un comportamiento inapropiado
de la mayoría de los futbolistas, algunos mucho menos funcionales que otros.
Tal vez se puede rescatar al guardameta Cristopher Fiermarín, quien evitó un mayor escándalo, y al volante de primera línea, Brayan Rovira, cuya impotencia en el campo era evidente, intentando motivar a un grupo que parecía no interesarle la ‘Gloria Eterna’ que promete la Conmebol Libertadores.
No valió que
la hinchada los acompañara desde la ‘Ciudad Musical’, tampoco haber evitado el
partido con Atlético Nacional, ni competir contra el América con una nómina
alterna. Y a eso se suma que la plantilla cuenta con una sede propia,
catalogada una de las mejores del País, les pagan a tiempo, y la hinchada no
suele ser tóxica ni opresiva.
Esto suena a
un sueño para cualquier futbolista. Sin embargo, parece que dichos beneficios
no están jugando a favor, sino en contra, y se está presentando una
tranquilidad y un relax excesivo, lo que lleva a este tipo de fracasos.
Ya es hora de
revisar a fondo lo que pasa con el Deportes Tolima. El eslogan de Creer es
Poder está mandado a recoger. No basta con creer, lo realmente importante es
hacer, y trabajar para conseguir lo que se desea. Y eso no está pasando en el
Vinotinto y Oro. Es hora de cambios, pero reales y con proyección a un mejor
futuro, porque el panorama se vislumbra desalentador.
Por RONAL
RENGIFO ÁLVAREZ
Fotos: Club Deportes Tolima
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